FAUNA
Cigüeña. Es fácil encontrarla en los alrededores del entorno del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama, en las cercanías de terrenos cerealistas, en embalses, lagos, ríos y zonas de aguas limpias. Aunque anida en árboles, es muy frecuente encontrarlas en lo alto de los edificios de los pueblos y durante todo el año, debido a los nuevos cambios en el clima. Se alimentan de cereales, pequeños invertebrados como langostas, pequeños saltamontes e insectos.
Originariamente, las cigüeñas tenían su nido en lo alto de la torre del campanario de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción de Arroyomolinos. Fue tras la desaparición de esta, cuando el nido se trasladó a un poste metálico en la misma ubicación y altura frente al actual Ayuntamiento.
Golondrinas. Conocidas por ser aves migratorias, normalmente regresan cada primavera a construir sus nidos en los huecos entre los tejados y las esquinas de las paredes. Consumen gran cantidad de insectos ayudando así al control de plagas en los campos.
Otras aves muy populares en la zona son la calandria, el gorrión común, la avutarda, el jilguero, la urraca y el mochuelo, de carácter permanente y la alondra común, la abubilla o el aguilucho cenizo, de tipo migratorio.
Cabe destacar a su vez la presencia de pequeños mamíferos como los conejos, liebres, erizos comunes o ratones de campo, que pueblan los campos y barrancos del municipio. Pero también las nutrias en los arroyos, un hecho anecdótico debido a la contaminación de las aguas del río Guadarrama por los vertidos y la escasez de caudal de agua en los arroyos que recorren el pueblo.
En el contraste de los campos de secano y la riqueza de las tierras del sotobosque del curso fluvial de los arroyos, se pueden encontrar anfibios y reptiles como lagartijas ibéricas, culebras, víboras, sapos corredores y de espuelas. Otros insectos que forman parte del ecosistema de la zona son el grillo común, la cigarra, el saltamontes o mariposas como la Britensia circe, la Mariposa Papillo o la Zegris eupheme.
FLORA
Actualmente, a la vegetación salvaje se ha sumado una amplia extensión de bosques de encinas y pinos que complementan el paisaje arbolado de sauces, chopos, olmos y olivos.
Así, entre otras muchas plantas, encontramos un amplio mosaico de vegetación natural como las amapolas, la hierba de los cantores, el trébol rojo, las retamas, las malvas, la manzanilla bastarda o la alcachofa borriquera.
Asimismo, es habitual encontrar frutos salvajes comestibles, que, a buen ojo, se pueden recolectar: setas silvestres, piñones, esparragueras silvestres, moras y frambuesas o hierbas aromáticas como el tomillo y el romero.
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