Decía el astrónomo y matemático alemán Carl Friedrich que «No es el conocimiento, sino el acto de aprendizaje; y no la posesión, sino el acto de llegar a ella, lo que concede el mayor disfrute». Estas líneas están muy relacionadas con los protagonistas de estas líneas, las personas con altas capacidades. Cuando hablamos de ellos siempre los relacionamos con un número, el cociente intelectual, que debe ser superior a 130, y con muchos tópicos, como nos explicaba Lidia Muñoz, madre de un niño de siete años con altas capacidades: «Mucha gente piensa que las personas con altas capacidades no necesitan ayuda y van a sacar los estudios con grandes notas. No siempre sacan buenas notas. Mi cuñado es una persona con altas capacidades y no aprobó el Bachillerato. Las personas con altas capacidades necesitan ayuda para encontrar su motivación, su método y su interés para aprender y avanzar».
Demanda de conocimiento
La escuela actual «no está preparada. Se basa en la repetición y memorización, pero un niño de altas capacidades no necesita repetir algo 10 veces. Lo aprende en dos y las otras ocho están en sus cosas. Necesitan un aprendizaje dinámico y participativo. Que investiguen». Y apostillaba: «En los primeros cursos destacan, pero conforme pasan cursos se aburren o se cansan, no se esfuerzan. Son niños que tienen una media del 50% de fracaso escolar». En los colegios existen protocolos «pero los protocolos están fallando y no son todo lo ágiles que deberían». Y añadía: «Una persona con altas capacidades es posible que sea muy bueno en matemáticas, pero en lenguaje pueda necesitar ayuda». Con la ayuda de Lidia Muñoz, hemos conocido el día a día de un peque con altas capacidades en casa: «Altas capacidades es una cualidad de las personas que implica una serie de características. Centrándonos en los niños, son inquietos, preguntan y se cuestionan todo, duermen poco, tienen mucha curiosidad, leen antes de lo normal, demandan constantemente saber más…Tienen hipersensibilidad física en relación con la luz o los ruidos. Y algo muy característico es que tienen hipersensibilidad emocional. Se dejan embargar por la emoción y no saben gestionarlo».
Esta mama lo resumía muy bien: «Tienes que tener todo pactado porque cuestionan la autoridad de todos. Tienes que darles una buena razón para todo». Los oyen mucho decir: «Esto no es justo y me aburro. Son dos frases muy habituales en ellos. Eso y ¿Por qué…? Tiras mucho de Wikipedia (risas)». Algunos tienen «dificultades para hacer amistades y otros no tanto. El abanico para buscar compañeros con gustos afines es muy pequeño».
De momento son ocho familias, pero según los datos oficiales el 2-3% de la población española tiene altas capacidades: «Entendemos que somos bastantes más en Arroyomolinos que estas ocho familias y queremos que todos se unan a la asociación». Las razones para crear la asociación están claras: «Primero porque te sientes solo, porque mucha gente no te entiende. Además, nos gustaría que esas actividades de refuerzo y ayuda a nuestros peques se hicieran aquí y no tuviéramos que ir a otras ciudades. Queremos hacer también escuela de padres. Gracias a María Gil del SAP, nos puso en contacto a cuatro familias y nos ha ayudado mucho. Hace un gran servicio para el municipio».
Asociación de altas capacidades y talentos de Arroyomolinos.
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